Los que te acompaņamos somos muchos, los que sufrimos asi, somos pocos, somos la parte sencible de un sistema nervioso apacionado que se irrita con el rose del viento pueblerino vacio, ese viento seco del invierno que hace aterrizar las hojas de los arboles y las esperanzas de muchos que viven ahi. Pues si a nadie a matado este mal, pero si hace que algunas personas se den cuenta que las calles se ven tristes, y parece mentira, pero juro que hasta el color del asfalto cambia.